miércoles, 10 de octubre de 2012

PADRES DE LA NUEVA ERA: de la confusión al wasap


En una de mis conferencias que doy para padres y madres suele aparecer la siguiente pregunta: ¿Cuándo pasará esa mala época de mi hijo?, yo entre risas y miradas cómplices le contesto: creo que te estás equivocando, los niños no pasan malas etapas, sois los padres los que pasáis malas épocas. La carcajada es general y todos asienten a la vez. Y es así, pocos niños recuerdan su infancia como desgraciada o infeliz ¡todo lo contrario ¡cuando somos adultos añoramos nuestra infancia e incluso a veces la recordamos como la época más feliz de nuestra vida.

Para mi es importante dejar claro que son los padres y madres los que se sienten impotentes, confusos, frustrados o sobrecargados cuando llevan a cabo su labor con sus niños. Ellos por su parte, viven felices, sabiendo que ellos son los precursores del cambio, los que pueden cambiar y hacer reaccionar a sus padres, cosa que  debería de ser al revés.
Hay que tener en cuenta que nosotros, como adultos y cuidadores somos los que tenemos que hacer reaccionar a los niños, tenemos que controlar la situación y tenemos que provocar las conductas. Pero en cambio, lo que me suelo encontrar es que los padres son los Reactivos y los niños los activos.  
¿Problema de actitud o problema  social? Más bien de actitud.

Centrándonos en el titulo de la entrada quiero explicaros una situación que he visto en los últimos años y como docente de multitud de escuela de padres quiero exponer. 

Suelo nombrar el cambio sociopolítico que ha vivido España porque es importante a la hora de analizar la transformación en la educación. Estamos todos y todas de acuerdo que hemos pasado de una educación autoritaria, en la que primaba el jarabe de palo y la sangre, las miradas reforzadoras y castigadoras y el Don y la doña a una sociedad algo confusa, donde los valores no son del todo visibles y que en ocasiones es complicado acertar a la hora de educar a los niños y niñas del siglo XXI, etiquetas como “trauma”, “hiperactividad”, “derechos del niño” inundan los medios informativos, las puertas de los colegios y las tutorías. Además, la gran intercomunicación que hay entre todo el mundo, las redes sociales, el acceso a la información y las  nuevas demandas de ocio de los niños dificulta la labor y aumentan la confusión en los progenitores.

La velocidad a la que va la sociedad, nuestra vida, nuestra casa es vertiginosa. En tiempo record cambia todo, incluso la forma de comunicarnos. Hace tan solo un año el ordenador era el gran enemigo de los padres cuando los niños tenían que estudiar, ahora son los móviles y el wasap. Y el móvil no es un aparato que nos alivia nuestra preocupación cuando el niño sale con sus amigos o de viaje, el móvil se convierte en un premio y casi una exigencia por parte del entorno, “porque si no lo tienes no estás comunicado”.

Y ante eso, los padres me comunican que poco pueden hacer. ¿Cómo que poco se puede hacer? Somos nosotros los que tenemos que cambiar esa corriente impersonal, capitalista, caprichosa y falta de contacto que en los últimos tiempos reina en las casas. A veces tengo la impresión que los hijos hablan más con los padres por el wasap que en la vida real, y espero profundamente que sea una impresión mía y que luego, en el día a día haya esos momentos de calidad que tanto merece una familia.

Todos estos cambios provocan que los padres estén confusos, ya no son los Autoritarios que eran sus padres, tampoco los permisivos que eran las generaciones anteriores, el término padre asertivo se les queda corto para esta nueva era que nos rodea, por tanto la confusión impera y la pregunta sería ¿qué es lo que tenemos que hacer? ¿Como debemos comportarnos en esta nueva etapa que se nos presenta? ¿Cómo debemos de enfrentarnos a los cambios vertiginosos que la sociedad nos impulsa y nos obliga a vivir?

Difícil respuesta. Pero no imposible…



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