martes, 7 de febrero de 2012

Tazón de madera

El viejo se fue a vivir con su hijo,su  nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos  le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban.
La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo de y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situación.
"Tenemos que hacer algo con el abuelo",dijo el hijo."Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo".

Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor.
Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia  disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera.
De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba  todo en silencio.
Una  tarde antes de la cena,  el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo.
Le preguntó dulcemente: "¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy  haciendo un tazón para ti  y otro para mamá para que  cuando yo crezca, ustedes coman en ellos."
Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla.
Las lágrimas rodaban por  sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia.
Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos.Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa,  parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel

Detalles que abrillantan el espejo

Cómo volverte lo mejor que puedes ser?

Si comprendes quien eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una persona mejor. 

Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. 

Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. 

Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo". 

Y cuando sea conveniente, podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. 

Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema...

Recuerda que todos somos lienzos en blanco. 

Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. 

Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. 

Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.

Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. 

Piensa en ello.

Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada.

¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?

Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. 

Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. 

La información se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir.

Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar. Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones.

Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. 

No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. 

Es tu vida, tu viaje, el que tu mismo conduces. 

Cada uno sabe si lleva su propio timón, cada uno sabe en que clase está viajando.

Yo solamente deseo que podamos convertir esta jornada de vida... en nuestro mejor viaje

TRATANDO CON LA ENVIDIA


Cuenta una fábula que en cierta ocasión una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.

La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas?

No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente.

Entonces dime:
¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
¡No!, contestó la serpiente.

¿Yo te hice algún mal?
¡No!, volvió a responder su cazadora.

Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la serpiente.

Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:

¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?
Sencillo... porque hay algunos(as) que no soportan verte brillar.

La "envidia" es uno de los peores sentimientos que podemos tener.
El hecho de que envidien tus logros, tu éxito, etc., ¡que envidien verte brillar! te va a afectar en más de una ocasión, pero cuando esto pase, ¡no dejes de brillar!, continúa siendo tú mismo(a), sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran...¡sigue brillando y no podrán tocarte!, porque tu luz seguirá intacta, porque siempre habrá quien te apoye, porque tu huella permanecerá, porque el recuerdo de lo que fuiste e hiciste quedará, ¡pase lo que pase!