viernes, 11 de noviembre de 2011

Crecer ante la adversidad


A veces no me entiendo, pero creo que soy como la mayoría de las personas que habitan este planeta. No me entiendo por muchas razones, pero creo que forma parte de la cultura que nos han transmitido y de la propia forma de ser de cada uno. En este mundo, al menos el que yo conozco, se valora la perfección, el triunfo y el dinero. Aunque suene duro decirlo en muchas ocasiones si no eres, no triunfas.

En mi caminar a lo largo de estos años como psicóloga he descubierto muchas situaciones que hacen que contradiga todo lo anterior expuesto. He conocido tantas y tantas personas que su lucha diaria no tiene nada de perfecto, de triunfo o de monetario. Podría contar mil anécdotas, entre ellas mujeres y hombres que han pasado por enfermedades y las han salvado, personas que quieren ser mejor personas, grupos  que quieren reír y solamente reír, gente que trabaja para llevar comida y seguridad a su casa, padres de niños con dificultades que dicha dificultad les han hecho ser mejor personas y valorar cosas que pocos pueden. El triunfo de sus vidas es seguir viviendo con dignidad y con capacidad, con humildad y con corazón.

He cometido muchos errores en mi vida, y los he intentado solventar de la mejor manera posible, he luchado contra mi misma y sigo haciéndolo. Cambiar mis prioridades es mi meta, no porque las actuales sean malas sino que hacen que sea más limitada.

Me he encontrado en estos últimos tiempos con ciertas murallas que solo y únicamente me las he puesto yo. Y es difícil dar responsabilidades a uno mismo cuando solo quiere ser mejor y no piensa en lo que es peor. Agradezco profundamente los palos que me da la vida, porque hacen que no me achique y salga adelante, de una u otra manera, y espero que reaccione así a todos los palos que me siga dando esta amada vida que tengo.

Si tuviera que elegir entre tener o no tener dificultades en esta vida, elegiría tenerlas, porque hacen que me levante con más fuerza y con más ganas.

Nos atamos a situaciones que creemos inamovibles y no quiero ser así, siento que así me dificulta mi crecimiento personal, voy a intentar interiorizar que la vida no es fija, y que hoy soy así y hago esto y mañana quizá no lo hago. Por supuesto quisiera ser Psicóloga toda mi vida, pero no se que trabas me pondrá la vida y que situaciones viviré para que eso se mantenga así. Prefiero vivir con la constancia de que hoy es hoy y mañana puede que todo cambie y para ello quiero estar preparada mentalmente, las cosas no son fijas ni por mucho que yo quiera intentarlo ni por mucho que la vida me lo plantee así.

No quiero dar ejemplo ni predicar, solo quiero hacer ver que la vida, aunque complicada y a veces incomprensible siempre nos sitúa en medio de encrucijadas y tú debes de elegir por que camino seguir, si te mantienes inmóvil lo más seguro es que no seas feliz.

A pesar de los palos que me da la vida, siento profundamente la necesidad de cambiar, y de tener mejor vida, no externamente sino internamente. No voy a soñar ni a imaginar, sino voy hacerme partícipe de esos cambios  y contemplarlos desde el protagonismo que la vida me ofrece.

Me plateo muchas cosas, pero la primera es saber que hoy lo que hago no es para siempre, y que mañana puede que mi vida sea diferente. Por tanto, llenemos de cartuchos las ideas de mi cabeza y rompamos lo estático para llegar a ser al menos mejor persona, mejor mujer, mejor profesional allá donde vaya. Trabajo difícil pero seguro que enriquecedor. No me achico ante los problemas sino que me crezco como árbol cuando lo riegan. Dicho árbol tendrá un tronco fuerte si es regado con frecuencia y sabiendo que el tiempo puede cambiar pero que sus raíces están llenas de vida.

Un abrazo

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