lunes, 11 de abril de 2011

Necesidad de un psicólogo para el colegio de árbitros

A los acontecimientos ocurridos ayer por la mañana en el polideportivo municipal de nuestra localidad se le podrían llamar de maneras muy diversas, utilizando todos los adjetivos calificativos que se me ocurrieran, por supuesto, todos negativos.

Y como este país es libre y democrático y puedo escribir lo que me venga en gana siempre que sea formal y educada, no tengo otra palabra que utilizar sobre mi estado de ánimo que SORPRENDIDA.

Claro está que la sorpresa está llena de indignación e IMPOTENCIA.

Cuando España ganó el mundial, yo presumía del deporte, de lo beneficioso y sano que es. Después de lo visto ayer, hasta puedo afirmar que es perjudicial si no tienes la honestidad y profesionalidad suficiente.

Entiendo de Fútbol lo justo y necesario para ser aficionada, ni como un entrenador, ni como un jugador. Pero si puedo hablar de corazón, de afición y del ser humano. Y voy a hablar como aficionada al equipo que lleva bien grabado el escudo de la Palma. Ayer vi como ciertas personas podían actuar libremente si tiene el poder en sus manos, llegando a crispar a un público y sin mucho menos ganas de apaciguar los ánimos caldeados por ellos provocados.


Yo ya no opino ni vierto acusaciones sobre si realmente lo de ayer fue un atraco a mano asilbatada o decisiones correctas arbitrales. Teniendo en cuenta las imágenes y las decisiones tomadas ¡que quieren que os diga¡ varios fueras de juegos pitados sen serlo, un penalti clarísimo, tarjetas amarillas, rojas y faltas al contrario...no se que decir...juzguen ustedes mismos, o mejor, hablen directamente con alguien que vió en la grada el partido.

Pero si puedo decir una cosa con claridad y contundencia. Nunca, y cuando digo nunca, es NUNCA, esta temporada en las gradas del estadio se había escuchado un alboroto al unísono de 200 personas gritando: ¡FUERA¡ ¡Esto es un atraco¡. La afición de La Palma, excepto excepciones claras y muy aisladas siempre se ha considerado educada y sobre todo silenciosa. Y ayer... ayer fue crispada, alborotada, provocada e insultada. Al extremo de que llegaron a vivirse momentos tensos.



No se puede actuar con total impunidad y jugar así con los sentimientos de una afición, de un club y de un pueblo. Creo que el papel de un árbitro, aparte de ser profesional, honesto y juicioso, es apaciguar los ánimos, hablar y hacer de juez en un partido. Y más aún , en un partido que fué limpio y respetuoso por ambos equipos. Y no que actuó como instigador y litigador de un encuentro condenado al enfrentamiento.

¿Que se puede suponer que había intereses de otro calibre? Me importa un PEPINO los intereses de otro calibre futbolísticos o piramidales. Al aficionado solo le interesa el buen fútbol y la deportividad, pero ¿también existe esa deportividad en los jueces?

Estoy sorprendida, porque a lo mejor... el psicólogo no es del todo necesario en los vestuarios de un equipo deportivo si no se empieza por hacer terapia con él que juzga en los partido. Más honestidad... por favor.

Mónica Dorado

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